Todo un cuarentón con privilegios

Justo escuchando la famosísima canción de Ana Cirré, me vino a la mente cuando conocí a Mr. Cooper, no había caído en cuenta que estrofa tras estrofa estaba describiendo a la perfección a dicho personaje... y ¡vaya que tenía un secreto! el cual irán descubriendo a lo largo del relato del día de hoy.

Llega el jueves y es inevitable notar la emoción que se nota en la cara de mi compañera Ana, quien es fanática de escuchar los clásicos de amor por la radio, como buena rocola que soy, no puedo evitar acompañarla en sus cantos y así hacernos más amena la jornada laboral.

Efectivamente Mr. Cooper era todo un cuarentón y con bastantes privilegios, recuerdo su cabellera ondulada y llena de canas (lo cual me parece extremadamente sexy en un hombre), utilizaba una loción con aroma amaderado y unas notas frescas que al pasar te hacía voltear inmediatamente; tenía una actitud jovial y siempre vestía con mucho estilo, me sentía como una groupie saliendo con el ex vocalista de una banda de rock mexicano. Es de esos hombres que te hacen sentir protegida, querida y porque no, también mimada cada vez que salía con él. Extremadamente caballeroso, pasaba por mi en su Mini Cooper azul, se bajaba para abrir la puerta, se levantaba de la mesa cuando yo iba al baño, no dejaba que pagará nada ni las propinas, su frase de siempre era "luego me invitas tú" me tomaba de la mano con tal respeto y seguridad que sentías que nada malo iba a pasar... ya saben, old school pero con un toque moderno como no queriendo dejar escapar esas últimas gotas de juventud de los 30´s.

Recuerdo perfectamente que la primer cita que tuvimos estaba extremadamente nerviosa ya que no sabía si tendríamos intereses en común o si nuestra platica sería fluida, etc... las típicas inseguridades que siempre tenemos al conocer a alguien. Todo resultó lo contrario, fuimos a comer a uno de mis lugares favoritos ya que le había pedido que me acompañara a comprar un libro, siempre trataba de complacer mis antojos, era una persona muy interesante y siempre tenía temas de conversación, era un amante de la lectura (punto a su favor). En esa primer salida recuerdo que me recomendó un de los que ahora serían mis libros favoritos y tuvo la cordialidad de regalármelo, claro no se podía esperar menos de aquel ser maravilloso que pensé que había conocido.

Al verlo a los ojos tuve la sensación de que había encontrado a mi alma gemela en el cuerpo de Mr. Cooper, era como un doble mío pero en hombre. Cumplíamos años el mismo mes pero con una semana de diferencia, tenía dos gatos como yo, amábamos el mismo color, incluso teníamos lentes de sol idénticos. No había conocido a alguien que le gustará al igual que a mí el hacer un picnic, creo que esa fue una de las mejores citas que he tenido en años, comer canes frías, tomar vinito y leer el uno al otro un párrafo del libro en turno. No lo podía creer, tenía todo un kit para armar un buen picnic. Y bueno, compartimos el mismo lugar favorito en la cdmx, la bella Cineteca; por fin alguien que no se dormía o aburría con las películas que yo escogía.

Todo parecía caminar sobre nubes hasta que por fin descubrí las señales que me estaba mandando o más bien, abrí bien los ojos y me di cuenta que las historias de amor así, no siempre son reales. Nunca había hablado con él de temas un poco más profundos, de sus planes de vida, de sus metas a largo plazo y sobre todo me di cuenta que me había dejado llevar por todas esas amabilidades y superficialidades para abrir la comunicación en cuanto al tema "relaciones".

Recuerdo que estuve fuera de la ciudad por cuatro días ya que tenía un evento familiar, todavía me escribió para desearme buen viaje, me estuvo preguntando como iba en el camino hasta que de la nada corto la comunicación y se me hizo algo raro ya que siempre estaba presente y contestaba rápidamente mis mensajes. Ahí tenía la red flag que no quise ver y no le tomé mucha importancia y yo hasta comprándole recuerditos para cuando lo viera jaja quedé amigos.

Al fin llegué a casa y noté que los mensajes ya no eran respondidos como antes, cada vez se tardaba más, andaba muy ocupado con la chamba e incluso noté que ya no había el mismo interés que antes. Se acercaba el fin de semana y estaba esperando para ver qué plan tendríamos pero me comentó que estaría ocupado ese fin con la "mudanza" de un amigo. El único espacio que tenía era para vernos el domingo por la tarde, la verdad si estaba algo confundida por el comportamiento tan extraño pero me ganó la emoción que tenía por verlo y no cuestioné nada.

Llego el domingo y muy temprano recibí un mensaje de voz de su parte comentando que lo sentía mucho pero que ya no me podía ver, que mientras salía conmigo mantenía conversaciones con otras chicas por Tinder y que el fin de semana que me había ido de viaje había decidido salir con una de ellas y en una semana se dio cuenta que tenía mucho más compatibilidad con ella que conmigo. Quería verme para decirme esto y que no saliera lastimada pero se había arrepentido y sintió que era mejor no vernos y cada quien seguir su camino. ¡Ese era su gran secreto!

La verdad me dolió mucho escuchar el mensaje y darme cuenta de que no era la única chica con la que estaba, no puedo decir que todo es su culpa por completo, incluso puedo aceptar que prefiero mil veces que un hombre sea sincero y me diga que tenía varias opciones a seguir saliendo con él, ilusionarme más y que siguieran pasando los meses. Es evidente que desde el principio ninguno de los dos comunico claramente lo que estaba buscando, ni se menciono si la relación era exclusiva o si estábamos en esa etapa de salir/conocer a varias personas para escoger a alguien al final. Sí que fue un grave error que estoy segura que no volveré a cometer, una siempre piensa que los demás están en la misma línea y claramente no es así.

El consejo de esta noches es: No supongas, se clara con lo que quieres, establece límites y siempre, siempre dale un nombre a las relaciones, sea del tipo que sea ya que por eso existen los términos. Nunca temas por expresar lo que quieres y buscas al salir con alguien.